Plegarias para un Lucero

Gracias a los medios de comunicaciones y al internet, solemos estar expuestos a toda clase de noticias constantemente. En una época donde aún existen secretos, y quizás más que nunca, hay cosas que no son más que verdades gritadas a los cuatro vientos para aquel que desee escucharlas. Somos seres humanos y hay casos con los que nos compenetramos más que con otros ya sea por sentirnos identificados o porque nos pegó justo en la vena sensible que tenemos en alguna parte de nuestro hígado.
Todos los que tengan más o menos mi edad, han vivido ese momento de transición donde la homosexualidad pasó de ser algo indecible a volverse algo aceptable y hay casos en los cuales no sabes si la persona que defiende este derecho lo hace porque lo siente o solo porque nació en este periodo de tiempo donde criticar la homosexualidad es similar a criticar el racismo.

Particularmente, hasta que tuve quince años, no comprendía lo que era una persona homosexual y por escuchar las voces de quienes no debía escuchar que, muchas veces, son nuestro entorno más inmediato, creía que ser gay era pecado y era horrible. Creía que era una moda que pasaría de tiempo y que una persona gay no era más que alguien random que debería morirse.


¿Cuesta leerlo así? Cuando escribo eso me doy asco al pensar que pude haber dicho algo así en algún momento porque escuché a una persona a quien admiraba con todo mi corazón decir literalmente, esas palabras. Y a mis quince años, mi mejor amigo se acercó a mi y rompió en llanto. Mirándome me dijo "Me gustan los hombres" y todo ese odio que creí tener contra los gays porque...no sé, supongo que en mi entorno podrido de religiones y demás, era lo lógico, todo ese odio se volvió vergüenza. Mi amigo lloraba ante mi porque temía mi reacción y con esas palabras llenas de estupidez e inmadurez y por sobre todo, ignorancia, logré herirlo. Y ahí entendí que no me importaba si él era gay y por los dioses de alguien, ¿a quién debería importarle? Era mi amigo; era un gran sujeto. Gracias a él comprendí lo diferentes que son las cosas y gracias a muchas otras personas comencé a arrancarme trozo a trozo esos pedazos podridos de mi cabeza que me habían infectado desde niña.

Todos se preguntarán ¿Qué le habrá pasado a Julia para escribir algo tan íntimo y tan fuera de los temas que suele tratar desde un punto de vista serio? Yo no tengo muy claro qué es este blog, la verdad. A veces escribo tonteras, a veces me burlo de las cosas, a veces pongo algo medianamente leíble y a veces, es una página en blanco que empiezo a llenar lentamente pero les responderé el detonante de esto.

Hubo un caso que me recordó mucho a una película que recomiendo a todo el que desee verla porque, de ser el caso como lo pintan, realmente necesitamos ver y mostrar esta película. El nombre es Plegarias por Bobby o Prayer for Bobby. La actuación impecable de Sigourney Weaver como una madre que tiene un fanatismo religioso extremo no tardará en recordarnos a nuestra vecina intolerante que cree que Dios nos tirará cruces letales desde el cielo por escuchar rock pero que no considera malo juzgar al prójimo porque, en su mente y en su iglesia, juzgar es lo más normal del mundo.

La historia nos narra un hogar religioso extremo donde el hijo descubre, para pesar de sus padres, que es homosexual y con esto, comienza una oleada repetitiva de culpa de la madre al hijo, tomando eso que él sentía como si fuese el peor delito y poniéndolo a la altura de un violador. Es que llega el punto donde uno se pregunta si este tipo de madre reaccionaría igual de saber que su hijo viola a una mujer sabiendo que la Biblia en ciertas partes hasta justifica algo así. O si reaccionaría igual de saber que su hija se tiró a su padre o su esposo se tiró a su criada...

Es una historia triste que nos hace sentir pena por el muchacho que, de repente, se cree el peor joven del mundo y que con el anhelo de su corazón, está dañando algo que ama, que es a su propia familia. Podemos ver a los sacerdotes de su religión diciéndole que debe "resistir la tentación porque esta no es más que otra prueba de Dios" y al muchacho sintiéndose la persona más sola del mundo. El único apoyo que recibe viene de sus amigos cuando, en realidad, uno piensa que es en nuestra familia dónde deberíamos sentirnos seguros pero ¿Qué sucede cuando esa familia que te debería dar seguridad te lanza piedras como si fueses el peor delincuente sobre la historia? ¿Qué pasaría si esa mujer que consideras un ángel desde el instante en que abres los ojos, en lugar de abrazarte cuando tanto la necesitas, te señala y te juzga como si estuvieses enfermo?

Entenderán que la película no cuenta con un buen final y que, esa madre que tanto renegaba de tener un hijo homosexual tuvo que ver con sus propios ojos ese terrible final para entender que, quizás la prueba de Dios no era para el muchacho, sino para ella. ¿Y saben cuál es la peor parte? Está basada en hechos reales que siguen sucediendo aun hoy.

Hace poco encontraron un cadáver en Buenos Aires en la Facultad de Medicina y una noticia anda recorriendo todos los medios argentinos en este momento : "Un muchacho saltó desde lo alto, como venía diciendo que tenía ganas de hacer. Dicen que su familia no aceptaba que él fuese gay." Es tan hirientemente similar a la película que quiero creer que no fue así y los medios solo hacen leña del arbol caído. Quiero creerlo pero no lo creo porque esa película que se repite tan seguido es tan real como nosotros mismos y la he visto antes...

Yo admito una cosa, no puedo decir que tenga algo contra la religión porque mentiría. Sin embargo, conozco familias religiosas que no obran de maneras tan egoístas con sus familiares y por eso, culpar a la religión no sé si es lo correcto. Y por eso apunto una pregunta a todo aquel que ha dicho en algún momento de su vida "Lo prefiero muerto a homosexual" ¿Realmente lo prefieres así? ¿Por qué?

No se confundan, no odio a quien piense de esa forma sino que me da tristeza. Me genera lo mismo que me generó el papel de Sigourney Weaver en la película Prayers for Bobby. Me da muchísima lástima porque no sé cómo una persona puede vivir sabiendo que alguien que ama se ha quitado la vida porque, en lugar de bajar un poco de esa nube de juicio ignorante en el que caemos los seres humanos a veces, decidimos arrojarle piedras hasta dejarlo sin el menor ánimo de seguir viviendo. Es que supongo que uno espera que sean los de afuera los que te ataquen, nunca aquellos que amas y por eso, esas son las estocadas que duelen.

No sé en qué parte la frase dicha por Jesús de "Ama a tu prójimo como a ti mismo" se volvió un “...a menos que sea gay" pero, eso nos demuestra un par de cosas. Los Dioses que seguimos son un reflejo de nosotros mismos a la larga. Y si tu Dios condena a alguien porque, segun tú, creó al hombre y la mujer para generar una gran sobrepoblación en la tierra y es peor amar a una persona que matar, deberías mirarte al espejo largo rato. Porque ese pensamiento se lo inculcarás a tus hijos y a todo tu entorno. Y quizás, por tener esa idea podrida en tu mente, empieces a pudrir mentes con odio injustificado y frases armadas y el día de mañana, tu pequeño hijo que nació limpio en esta tierra, verá del modo difícil que la homosexualidad no es algo que haya que lapidar como si fuese el peor delito...

¿Cómo? Haciendo llorar a su mejor amigo por repetir tus palabras y cargando con esa culpa hasta mayor. Y eso si tiene la suerte de entenderlo. Sino, puede que estés criando una idea que termine con otro muchacho suicidándose porque su familia lo quería heterosexual.

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