¿Odias a la fanaticada? Seguro que has formado parte de ella...

Cuando de sobrevalorar algo se trata, admito que soy la primer persona en la lista. Ok, quizás no la primera, pero estoy en los primeros lugares. Extrañamente, más allá de mi historia pseudo hipster en la cual algo deja de interesarme cuando le interesa a todo el mundo, he tenido mis caídas en la "sobrevaloración" de cosas que amé por un instante y luego me dije a mi misma "¿Por qué?"

Uno de los ejemplos fue el remake de Robocop. Le di tanto transfondo a la historia de Murphy en mi cabeza, que cuando salí del cine estaba totalmente enamorada del protagonista y su tridimensionalidad. Y la verdad, carecía mucho de esa tridimensionalidad. La película no era más que otra cosa de acción que se volvía bastante estúpida pasando los minutos.


Otro ejemplo fue mi amor incondicional por Legolas. La primera vez que lo vi, bajando del caballo seguido por su hermosa cabellera rubia, mi mente juvenil se preguntó "¿Eres un ángel?" (Jajajaa lo siento, no puedo dejar de agarrar de punto esa frase. ¡Gracias, George Lucas!). Pero hablando en serio, realmente me quedé pasmada de lo hermoso que era y pensé que su actor era el hombre más perfecto sobre la faz de la Tierra. Legolas me había gustado tanto que llegó a ser de los personajes más queridos por mi y luego, gracias a mi tan apreciada madurez, sobrevalorada a veces, noté que a todas las chicas les gustaba Legolas. Y por alguna razón, empecé a buscarle una razón para que dejase de gustarme porque, por lo visto, mi inconsciente dice que si algo le gusta a todo el mundo, ha de tener un problema en sí mismo.

Si no, veamos los ejemplos: Crepusculo, Backstreet Boys, 50 Sombras de Grey, Fast and Furious, Ryan Gosling, Chaning Tatum, etc.

Y fue así que busqué la forma para que Legolas dejase de gustarme cosa que no resultó dificil. Lentamente notaba que era demasiado perfecto y, no lo se, ¿"Delicado" es la palabra que busco? Y mis ojos castaños volaron del elfo al hombre. Cuando dejé de ver al brillante y hermoso elfo y noté al sombrío y masculino Aragorn, fue fácil dejar de pensar en Orlando Bloom.

Fue una metamorfosis. A partir de ahí, hombre muy delicado que aparecía en pantalla era descartado por mi. Y, a decir verdad, mi gusto por los hombres castaños y rudos se incrementó. Admito que, esto ya tenía un precedente antes y fue Star Wars. Cuando vi por primera vez a Luke aparecer en el episodio IV, pensé que era un muchacho muy bonito. Pero todo terminó cuando Han Solo entró a escena. Su forma de ser, sus dialogos y su belleza masculina terminó por desplazar a Luke quien se volvería, en mis juegos, en el hermano que nunca tuve.

Star Wars es una saga que lejos está de ser perfecta pero, a mi , personalmente, me marcó a fuego. Fue la primer trilogía más uno que vi completamente sola en mi infancia. Yo la conocí con la Amenaza Fantasma Episodio I mientras jugaba con la computadora. Obi Wan Kenobi era el personaje que más me había gustado y, dado que si mi memoria no me falla, creo que el videojuego es mil veces más llevadero que la película...Y ahí, cuando mis hermanos dijeron ¡Ese es Skywalker! empecé a preguntarles y mi hermano mayor gravó en VHS la saga original de la guerra de las Galaxias.

¿Quien más iba a mirarla conmigo? Obvio que nadie así que me puse a verlas y fue amor a primera vista. Pero insisto, Star Wars lejos está de ser lo mejor del mundo más allá que para mi sea de las que más cosas me puede producir. ¿Por qué? No lo sé. Simplemente pasa.

Y esto me llevó a pensar una cosa y a notar lo cerdos egoístas que somos a veces. Para mi, la saga de George Lucas fue la primer experiencia cinematografica que vi por mi misma, reconociendo los personajes y adentrandome a ese mundo con actuaciones que no eran tan geniales ni efectos tan buenos. Pero lo amé y amé cada segundo. Notaba los cambios y sufría las muertes. Me gustaban los lugares y comprendía a los personajes. Y pueden decir lo que quieran, pero la historia de The Notebook se me hace rosa y marica y una buena historia de amor a mis ojos tiene este tipo de dialogo:

-Te amo.-
-Lo sé-

Han Solo fue el primer personaje que me ha gustado interpretado por un actor. Y si bien nunca seguí el universo extendido, puedo sentir que soy parte de la fanaticada, no tan fanatica, pero sí fan.

Y luego comencé a entender a las niñas que sueñan y vuelan con Crepusculo y juran y gritan es lo mejor del mundo. No lo es. Lejos está de estarlo pero para ellas ese producto causa algo en sí mismo y quizás, Edward es su Han Solo (no, tampoco lo entiendo). Lo mismo para quienes ven series como Glee que, realmente no puedo entender que sean tan famosas. Yo no toleré medio capitulo y quería caerles a golpes con una pala a la mayoria de los actores por tener cara de imbeciles, pero seguro alguien me mirará y dirá "Tu no entiendes Glee y yo no entiendo Star Wars".

Para muchos, The Notebook es la película más hermosa del mundo llena de romance y Ryan Gosling el hombre más perfecto. Y a decir verdad, a mi se me hizo aburrida y rosa de forma innecesaria.


Siempre habrá quien no ame lo que amamos y siempre habrá cosas que otros amen que nosotros veremos con indiferencia. Lo admito, leí algunos libros de Harry Potter, vi algunas películas y J.K. Rowling hizo un gran universo...pero es infantil y, a mis ojos, hay cosas mejores. Pero hay personas que lloran cada vez que vuelven a ver algo de Harry Potter y ahora, viendo Episodio VII puedo decir que los entiendo. También algo dentro de mi se activó con esa música y esas palabras. También solté algunas lágrimas al recordar ese momento en que conocí a los personajes y volvía a verlos, luego de tantos años.

Ahora entiendo a la fanaticada que ama la obra de Anne Rice más allá de yo verla sobrevalorada. Ahora entiendo a la fanaticada que ama locamente un montón de cosas que yo, simplemente, miro y digo '¿Por qué genera tanto si no es la gran cosa?'

Y ahí está mi respuesta, en mis propias palabras. Genera algo muy importante dentro de muchas personas y eso, puedo decir, que todos lo sentimos por algo. Ya sea porque la vimos en un momento especial de nuestra vida; ya sea porque nos manifiesta algo que anhelamos o nos permite formar parte de un mundo que nos ha enamorado; puede que incluso encontremos en los páramos de esa imagen fantasiosa algo donde vemos nuestro propio reflejo y nos agrada lo que nos muestra.

Desde Sailor Moon hasta Dragon Ball o Saint Seiya. Desde The Notebook hasta Crepusculo o Cincuenta Sombras de Grey. Desde Star Trek hasta Star Wars. 

Antes de juzgar a un público, piensa en tí mismo o ti misma y dime ¿Hay algo que ha conmovido tu corazón? ¿Algún libro o personaje? ¿Alguna película? Bien, así se suele sentir un fanatico y que seas parte del 1% que no lo entiende no te hace malo. Todos somos parte de un 1% de algo. Yo, por ejemplo, soy parte del 1% que cree que la obra de J.K. Rowling es buena, pero está sobrevalorada. Soy parte del 10% que no ve atractivo a Chaning Tatum o a Tom Hardy; soy parte del 30% que miró Orgullo y Prejuicio y pensó que el señor Darcy sería el último hombre con quien me casaría. 

Y soy parte del 99% que siente que la piel se le eriza cuando escucha las viejas canciones de John Williams y del 99% que redescubrió su amor por una vieja obra maltratada por su propio creador varias veces en estos días.

Entonces ¿ A qué fanaticada perteneces tu y cuál definitivamente no hay forma que entiendas?

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