El Efecto Crepúsculo
Para quienes me conozcan personalmente, deben de haber
notado que soy una persona demasiado crítica y créanme, lo he notado también.
No es que no pueda ver una película palomitera sin encontrar defectos, sino que
no perdono las fallas cuando a mí me prometen algo bueno que resulta ser muy
malo o no tan bueno como me lo habían pintado. Y tristemente, por esa razón soy
especialmente crítica con las cosas que me han recomendado a menos que éstas
hayan sido recomendadas por ciertas personas cuyos gustos reconozco complejos. ¿A qué me refiero?
Seguramente todos tenemos varios tipos de conocidos: Los que
suelen ver cosas de calidad o los que suelen divertirse con películas simples
sin mucha trama. Y ojo, todos podemos divertirnos con una película de Michael
Bay donde explotan hasta las moscas, pero a veces hay personas que buscan algo un poco más profundo. Tanto el cine como la literatura o los videos juegos pueden ser tomados de dos formas: Como medios de expresión o como una simple y sana diversión. ¿Nunca les ha pasado que
reciben por todos lados recomendaciones para ver tal película y cuando ésta
termina, ustedes dicen algo como “no fue la gran cosa”? Esto es porque en
tantos lugares leemos o escuchamos que la película fue épica que nosotros
esperamos una experiencia épica. ¿Y qué pasa después? Nos decepcionamos. ¿No les ha pasado con grandes producciones como Avatar de James Cameron? Era genial, era hermosa, era el sueño del director y era...bleh. Una historia contada millones de veces de formas mucho mejores o mucho peores. Tristemente, a pesar de la belleza de sus efectos, uno no puede dejar de sentir la película como mediocre en lo que es historia, desde la idea de los "avatares" en sí hasta la historia de amor de fondo.
¿No les ha pasado con vídeos juegos que todos aman hasta la demencia y que cuando los juegas, no tienen tanto más que hermosas gráficas y personajes igual de hermosos pero fácilmente omitibles? ¿O con libros que un amigo les recomendó hasta el hartazgo para luego notar que no era la gran cosa? O mejor dicho, que a ustedes no les pareció la gran cosa...
Entonces ¿Qué pasó con Crepúsculo? Nada. Terminé de verla,
me gustó y punto. ¿Les sorprende leerlo? La verdad es que sí, me gustó. Era entretenida, era rosa, tenía lugares bellísimos y me gustaba mucho Robert Pattinson. Pero luego se vino una psicosis masiva donde todos estaban
locos con Crepúsculo. De repente, para muchos, este libro era el mejor del
mundo y limpiaba el suelo con Bram Stoker o Anne Rice. De repente, la historia
era mejor que los grandes clásicos del cine y todas soñaban con su Edward
Cullen. Y ahí fue cuando empecé a odiarlo. Las pequeñas cosas que no me importaban cuando vi la primera película se me hicieron insoportables gracias a los medios. Admito también que yo era bastante
inmadura para no entender lo que estaba pasando y es un pequeño defecto que me
sigue hasta hoy. No odio las obras, sino a sus fans y ¿Cómo me vengo de esto?
Odiando las obras. ¿Inmaduro, verdad?

La realidad es que Edward representa el príncipe que le
promete a Bella una vida de seguridad, amor, pasión y comodidad (y riqueza y
poderes, etc). Representa al hombre cuidadoso, obsesionado y dependiente de su
pareja, capaz de morir si ella lo deja. La forma de cuidar a Bella, entre
salvaje y un poquito enferma, era perfecta para muchas, volviéndose por eso la
fantasía preferida de las adolescentes y de quienes no eran tan adolescentes.
Pero había un plus en Edward: Él era un vampiro con dinero, vida eterna, juventud y un
grupo ya formado al cual invitaba a Bella a formar parte. Para quienes estaban
o están incómodos o pocos felices con sus vidas, la idea de que un príncipe de la oscuridad se
vuelva totalmente loco por nosotras, capaz de otorgarnos no solo la vida eterna
sino también, la comodidad eterna, era perfecta.
¿Es el mejor personaje de literatura? No, pero tampoco es el
peor. Hay peores personajes mucho más llanos, sin sentido, que el pobre vampiro
que brilla con la luz y se enamora de la joven sin personalidad que no representa más que una hoja en blanco para las lectoras que buscan identificarse con una protagonista.
Crepúsculo era una obra donde la escritora buscaba reflejar
sus fantasías y no está mal que muchas jóvenes incapaces de escribir se hayan
sentido parte de esto fantaseando con ser Bella. No es diferente a las jóvenes
que se enamoran de Lestat o de Leonardo Di Caprio. La verdad es que Crepúsculo
cumplió con lo que debía cumplir para el público al cual estaba orientado. Quienes
critican la simpleza de su autora que es incapaz de reflejar la complejidad de
una situación como lo haría Anne Rice, olvidan que ambas son personas
diferentes y dudo realmente que Meyer haya pedido ser la nueva Anne Rice
¿Quiénes la pusieron en ese lugar? Los fans. Personas que posiblemente ni siquiera han leído a Anne Rice y simplemente ubicaron la obra en la misma categoría porque ambas tenían en su contraportada la palabra "vampiro". Personalmente, no soy fan de la manifestación de ninguno de los dos estereotipos de vampiro. Quienes me conocen saben que tengo quejas y muchas acerca de la obra de Anne Rice pero tengo ojos y he leído a ambas autoras: Meyer y Rice son tan diferentes como comparar Death Note con Dragon Ball y decir que ambas son iguales por ser anime.
Hace un par de días vi una película muy pero muy mala
llamada La Ouija. Era mala con actores malos y efectos malos. Era tan mala que
ni siquiera me reía de lo mala que era. Terminé de verla en Neftlix y le di una
estrella porque no había estrellas negativas. Y luego seguí con mi vida. Puedo dar fe que esa película es mil…no, un
millón de veces peor que Crepúsculo. Y sabe Dios que yo he criticado Crepúsculo
hasta el hastío. ¿Alguien se dedica a escribir o a satanizar esa película? La
verdad es que no porque a nadie le importa. Crepúsculo tuvo la suerte y la mala
suerte de ser un producto famoso, pero fugaz. Por eso ahora casi nadie habla de
Crepúsculo y todos recordamos con un poco de nostalgia pero sin deseos de
volver a pasar por esa época, cuando veíamos a los vampiros que brillan hasta
en las noticias. Crepúsculo fue mejor que miles de millones de películas que
todos hemos visto pero que, al no esperar que fuesen buenas, no nos importa lo
malas que son. Es tan famosa que mueve masas y genera que algo que es mediocre
se vuelva infernalmente inmundo para nosotros. ¿Por qué? Porque no está al
alcance de todo lo que mueve. De hecho, Crepúsculo es la Nicky Minaj del cine.
Es el Justin Bieber de la literatura. Pasa, genera revuelo, se enloquece…y
desaparece porque nunca fue lo suficientemente buena para lograr todo lo que ha
logrado. Crepúsculo

es lo que fue hace un año Cincuenta sombras de Grey. ¿Acaso
no recuerdan el 14 de febrero cuando pasaban en todos lados las noticias de la
película donde un hombre sádico venía a mostrarle a las mujeres lo dependientes
que son? ¿Recuerdan que esa fascinación con el sadomasoquismo parecía retar el
futuro llenando una nueva generación con mujeres deseosas de un hombre rico,
guapo y que le guste causar dolor? Claro, porque antes de Cincuenta Sombras no
existían mujeres que buscasen un hombre rico y guapo.
El efecto Crepúsculo es eso: Algo amado por muchos que nos
despierta más odio de lo que haría de no tener tanta fama detrás. De por sí, yo
suelo mirar mal las cosas que a todos les gustan porque tiendo a pensar “Vamos,
algo malo ha de tener”. Antes era peor y lo reconozco pero, admito que con
Crepúsculo entendí que estaba siendo muy severa con la saga. Terminó,
desapareció. No se volvió una obra que recomienden en los colegios y seguro muchas miembros de su
grupo de fans incondicional ya ha madurado y ha buscado a otro personaje para
que ocupe el lugar del particular Edward. Los tiempos pasan y las modas, como
llegó a ser Crepúsculo, desaparecen. Desaparecen con las películas palomiteras
que mueven todo por unas semanas y terminan volviéndose humo cuando las sacan
de cartelera. No son el Principito, del cual seguimos leyendo continuamente sus
frases que nos dejan pensando largo rato. No son ni por lejos una obra de
Cervantes, no tan apreciada por las generaciones actuales, pero que pueden
dejarnos algo en el alma y ese algo es digno de ser recomendado a otros.
Crepúsculo, 50 sombras de Grey, Avatar de Cameron, Justin
Bieber, Nsync, Backstreet boys, Chiquititas (el que sea argentino y haya vivido
cuando Cris Morena hacía esa maldita serie, lo entenderá), los condenados Teletubbies
y demás. Mucho ruido y pocas nueces. Productos moldeados para generar manías y
desaparecer en el olvido. Todo, hasta el odio que llegaron a generar a quienes
no entendíamos esa manía.
En fin, de todas las muestras de casos similares a éste ¿Por
qué elegí llamar a esto el “efecto Crepúsculo”? Porque fue efectivamente con
esa saga que comprendí cómo funcionaba el juego. Ojo, aun odio intensamente un montón de
cosas que a otros les gusta (A Piper de Orange is the new black y a Mila
Joperra, por ejemplo) pero, al menos me río al final de ello, cuando comprendo
que esas manías que a todos llegan en algún momento por cosas que no son la
gran cosa, terminará pasando tarde o temprano y si no pasa es porque, efectivamente, la obra tenía algo que la hiciese ser recordada.
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