The perfection. Netflix, devuelveme la parte de mi cerebro que quemaste.

Soy una fanática del género de horror. A ver, quizás no he sido especialmente clara y la gente puede no darle especial fuerza a lo que estoy diciendo ahora, así que lo especificaré lo máximo posible: 
Soy una fanática del género de horror. Me encanta, puedo pasar horas mirando malas películas de terror solo porque hay monstruos, fantasmas y cosas misteriosas en ellas. Soy tan fanática del género de horror que si sale una película en el cine, voy sin siquiera ver el trailer y gasto dinero para salir decepcionada y, aun así, sentir que de alguna forma, valió la pena.

Soy tan fanática del género de horror que juego juegos de miedo para sentir miedo y me río de ellos porque me dan risa. Soy tan fanática del género de horror que estoy fanatizada con los Expedientes Warren, así sus películas no sean parecidas a la historia real.

Y pueden ser fans de comics, de Disney, de Adam Sandler y nada será tan bajo, triste y mediocre como lo que los fans del horror vemos mensualmente en las películas que emergen cada bendito mes. En la historia del cine, el horror tiene muy pocas joyas. Y cuando digo muy pocas, no exagero. No por nada, Saw destrozó nuestras mentes y hasta ahora siguen exprimiendo esa vaca hasta rozar lo ridículo. No por nada, han hecho tres películas de una muñeca inerte que no hace nada más que mirar a la gente y reírse en su interior ¡y nosotros seguimos viéndola, esperando que haga algo en alguna! (nota, Anabelle 3 me gustó mucho más que la uno y la dos porque es muy entretenida). No por nada, luego de casi cincuenta años, la gente aun tiene en un pedestal a El Exorcista, porque de las mil millones de películas de exorcismos, ninguna ha hecho más que dar vergüenza mientras que El Exorcista ha traumado generaciones enteras.

Luego de esta leve introducción, seguro se preguntarán a qué vienen mis palabras. Y es que soy una persona que busca películas de terror en Netflix, sabe que son malas y las mira igual, solo por el deseo constante en mi corazón de dar con una joya perdida y salir sonriendo de oreja a oreja.

Cuando me encontré con un artículo en alguna página random donde decía que Netflix había creado la obra maestra del terror actual y que esta película era tan fuerte que las personas deseaban vomitar, tuve dos reacciones: ¿Vomitarán por miedo o por asco?

Resulta que el articulo hablaba de la nueva (no tan nueva) película de Netflix llamada The Perfection. Decía que era extraña, fuera de lo normal e incomoda pero muy buena y novedosa.

Sin mentir, he visto tres versiones diferentes de Ouija y me he reído en todas. Si Netflix tenía algo de terror que yo podía ver, nada impediría que lo hiciese; menos en esa semana que, realmente, encontrar películas de miedo pasó de ser difícil a ser frustrante. Cada vez que empezaba a ver alguna era tan aburrida y pesada que no podía terminarla ¡Y esas cosas no me suelen pasar a mi! Quizás por eso mi hype en The perfection fue potencialmente alto en comparación a todas las otras películas genéricas de terror.

Muy a mi pesar, recuerdo demasiado esta película aunque desease arrancarme el cerebro para no recordarla, por lo que a continuación, van a haber spoilers y por ende, situaciones feas dichas en mis palabras.

La puesta en escena de la película es limpia, muy bonita y uno llegaría a pensar que el director desea transmitir algo por lo bello de cada escena. Los colores son muy contrastantes y las imágenes muy claras. No hay oscuridad como acostumbramos en las películas de terror, sino que hay color y muy vibrantes, además.

Todo inicia con una joven y talentosa violinista llamada Charlotte que va a un evento y conoce a la nueva pupila de su maestro Anton; otra violinista, también muy talentosa llamada Lizzie. 
El coqueteo es inmediato y es aquí donde veo la primera queja de mi parte: ¿Recuerdan la sutileza? Olvidenlo. La sutileza no existe en esta película. Las chicas coquetean y se nota (y es ridículo que sea Lizzie quien tiene los diálogos más calientes apenas conoce a Charlotte por una situación que diré más adelante). Mi primer gran problema con la película no fue que coqueteasen, sino que era ridículo ver a dos personas, recién conociéndose, tener diálogos tan absurdos y fuera de lugar.  Si a mi una mujer, hombre o Brad Pitt se me acerca y me dice la mitad de las cosas que Lizzie le dijo a Charlotte, corro...lejos... Y llamenme desconfiada pero nadie encara de esa forma a otra persona a menos que quiera su hígado.

Inciso importante: Existen directores que suelen tener un estilo incomodo en sus guiones. Es la firma de muchos mostrarnos escenas y diálogos tan surrealistas que uno, como espectador, se siente incómodo. Un ejemplo es Yorgos Lanthimos.

Pero en The Perfection, esto que quiere ser "tan complejo y extraño" no parece ser más que el dialogo mal escrito de alguien que en su vida coqueteó antes. No es The Room, pero es malo. Y mientras más avanza la película, más raro es que haya sido Lizzie quien empezó a coquetear así.

Bueno, estas chicas, luego de dejarnos claro que se gustan, se vuelven amantes y se acuestan. Al otro día, tienen que viajar en bus y Lizzie comienza a sentirse mal.

Hasta acá, les juro que no sabía qué estaba viendo pero estaba enganchada. Todo era tan absurdamente malo y prácticamente hermoso, que sentía que el director lo hacía a propósito. Además, se introduce una escena de un hombre vomitando en el metro y el comentario de un virus que había llegado a Asia. ¿Qué pensé? Quizás lo que asustó tanto a esta gente que vio la película era un clásico virus letal que resulta en zombies o epidemias.

Bien, en un bus, ambas lejos de sus hogares y teniéndose solo la una a la otra, Lizzie vive una de las situaciones más terribles que le puede suceder a una persona estando en un bus: tiene migraña, vómitos y diarrea, todo junto, ante un grupo atónito de pasajeros que sienten entre pena y asco.

Pero aquí comienza lo bueno. Cuando Lizzie vomita, diciendo que el dolor de cabeza que tiene es tan fuerte que comienza a azotar la frente contra el vidrio, de su vómito salen gusanos. Es entonces que bajan tanto ella como Charlotte del bus, quedando en medio de la nada y, de un momento a otro, la pobre muchacha comienza a ver bichos dentro de su piel. Enferma por la infestación, histérica por la escena, completamente fuera de sí, es convencida por Charlotte de cortarse la mano.

 ...Y aquí es donde termina el primer arco de la película y empieza mi enojo.

Resulta que Charlotte estaba enojada con el maestro de violín de Lizzie porque el hombre, como todo ser humano elitista que maneja niñas artistas, cuando ellas cometen errores, hace que las violen entre muchos, él incluido. La película da un giro extremadamente morboso, ampliamente ambicioso y estúpidamente fetichista, dejando atrás lo sucedido con Lizzie para explicarnos que Charlotte le había drogado, los insectos que ella vio fueron alucinaciones y que llegó a hacer que se cortase la mano para que Lizzie dejase de tocar el violín y por ende, molestase a su maestro, el violador.

Hay un millón de razones por lo que esto es estúpido. A menos que tu plan sea matar a la muchacha, ¿Para qué drogarla con cosas tan especificas? Matala y ya. Eso le joderá a tu maestro. Pero Charlotte...no odia a Lizzie. Y aquí surge mi otro problema: Si la chica te cae bien ¿Por qué haces que se corte la mano? ¿No podían hablar y decirle que su maestro ...es una mierda?

¿Por qué todo esto me fastidia tanto? Primero, la violación a los escritores no les parece fea de por sí. Por eso, van a narrar de manera explicita para hacerla una super violación; porque ellos no son malos, son peor que malos. Viles por ser viles, malvados por ser malvados. Situaciones enfermas y extremas para generar más choque por el solo hecho de escribir algo y querer hacerlo más asqueroso porque sí. Es como el porno de un fetichista de niños, violaciones y mutilaciones. Pienso mucho en el término porno para esto y no sé si es el correcto, pero me nacía constantemente decirlo. No hay sexo expreso pero sí imágenes chocantes y relatos chocantes solo para dejar claro lo asqueroso de la situación.

Ya, continuaré. Lizzie se corta la mano, Charlotte es llevada a la escuela de violinistas de lujo y se reencuentra con su mentor, el reconocido por ella como violador de niñas cuando cometían un error. Mi gran problema con esto es que Charlotte al ser violada se escapó de la escuela y nunca denunció nada. Pero prefirió ir al evento, años despues, donde su maestro estaba con Lizzie, drogar a Lizzie y hacer que se cortase la mano (Por eso digo que es raro que haya sido Lizzie la particularmente interesada en Charlotte si la que tenía claras intenciones con ella era Charlotte. De haber sido Charlotte la interesada, me hubiese cerrado la primera escena absurda de coqueteo, pero ahora, no. Sigue siendo el peor dialogo y la peor manera de coquetear del mundo).

Bien, volvamos a la historia: El maestro Anton no solo violaba a las niñas cuando cometían errores, sino que llamaba a todos los maestros y, atándolas de pies y manos, abriéndoles las piernas, procedían a violarlas uno por uno. Como Charlotte es obligada a volver a tocar el violín y falla, por supuesto, ese sería su destino porque nadie en ese lugar es más que un robot que quiere música y violar niñas.

Los maestros lascivos llegan, atan a Charlotte de pies y manos y llega Lizzie quien, con una mano menos y una muestra de la naturaleza morbosa del guion, desea llevar esto más lejos. Ya no es solo violación entre cuatro a una mujer atada de pies y manos. También a Lizzie se le ocurre usar su muñón.

...

Bien, esta película trata de generar una situación muy Kubrick en Ojos bien cerrados. Falla porque Kubrick no nos daba escenas fuertes porque sí. El shock generado es tan gratuito como ridículo. Es tan básico como un screamer.

Y sigue.

Mientras Lizzie usa su muñón, los maestros malos caen al suelo, envenenados y ambas se besan. Por lo visto, Charlotte le cortó la mano pero Lizzie vio eso como una manera de "despertar del control" de su maestro, Anton. Por ende, Lizzie y Charlotte, ahora unidas porque...nada es tan fuerte como el amor que nace de una mujer que conoces en un día, te droga y hace que te cortes la mano antes de decirte, de manera sana y con un café de por medio, que tu maestro es un violador asqueroso...Entonces, Charlotte y Lizzie planificaron envenenar a todos y vengarse del maestro violador que tenía una idea media mesiánica de conexión con Dios a través de la música del violín y estaba tan conectado que cuando se cometían errores, violaba a la gente.

No sé, traté de entender a Anton pero no puedo. A estas alturas no entiendo a ningún personaje de la película y me encantaría que se prendiesen fuego y muriesen, así como la parte de mi cerebro que recuerda esto.

Bien, encuentran a Anton y ambas, al mejor estilo poder femenino, comienzan a atacarlo. Charlotte cae de un golpe, hay gritos, todo es una locura y finalmente, vemos que Charlotte pierde una pierna. 

La escena final de la película es Anton, con las extremidades cortadas, sentado y desnudo, vivo por supuesto, viendo como Lizzie y Charlotte tocan el violín para él, Lizzie con una mano menos y Charlotte con una pierna menos.

¿Por qué? No sé.

A ver...esta película, para mi, fue como ver durante hora y media un burro cagando y vomitando. Sí, suena fuerte pero no sé qué más decirles. Aclaro, es un burro bonito porque la película es muy bella. Pero no es omitible porque, para mi desgracia, se planta en el cerebro. No es fácil olvidarla y no quieres recordarla. Es morbosamente fetichista y absurda. Mientras tratan de pintarnos a Charlotte como la buena, luego la mala y luego la buena; mientras buscan mostrarnos a Anton como un viejo violado por el padre y que luego viola a todas las niñas por cometer errores...¡Nada tiene sentido! Es generar situaciones fuertes por el solo hecho de hacerlo, sin ir a ningún lado. La venganza, el poder femenino, el patriarcado que somete a las mujeres, el virus, todo metido en la misma mezcladora para sacar, finalmente, un líquido intomable. Se muestra hermosa y limpia pero su guion es tan hipócritamente sucio y desagradable que lo que podría haberla hecho fuerte, se cae. Una historia de amor, una historia de terror, una historia de virus, una historia de violaciones, todo tan mal mezclado que no hace mas que dejarte una sensación de haber perdido una hora y media de tu vida en el vómito de un director que no sabe lo que quiere. Y si lo sabe ¡su forma de contarlo es tan fetichista como el Señor Garrison escribiendo su libro erótico que resulta ser porno y convencerse a sí mismo diciendo que es erotismo literario y romantico!


 

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